Existe, sin duda, una apuesta empresarial por un futuro retador y de oportunidad que supere el actual contexto de incertidumbre. Ese futuro se verbaliza en el discurso directivo por un compromiso empresarial que viene acompañado por la capacidad transformadora del conocimiento, de las habilidades, gestión del talento y de las competencias de los profesionales.
Entonces, ¿en qué estamos pensado cuando hablamos de gestión de personas? ¿Por qué no va a ser este el momento estratégico de pensar en el talento existente y en el que se puede atraer?
Una mirada más cercana a la realidad empresarial de cada compañía puede que nos permita encontrar oportunidades ocultas para definir mejor la empresa, contar un proyecto más convincente que acerque más a potenciales candidatos, crear un flujo de talento y abordar algunos de los desafíos subyacentes de planificación de talento directivo que posiblemente otros no estén contemplando.
Generar notoriedad y atracción
Los fundamentos de la búsqueda de talento no han cambiado; en todo caso, un componente del reclutamiento de éxito se ha vuelto aún más esencial: el mensaje de intenciones. La organización que pueda comunicar su historia, su proyecto, de manera más eficaz y persuasiva, atraerá al mejor talento. Ahora puede ser el momento de generar la notoriedad y la atracción necesaria. Y usted, ¿en qué está pensando? ¿En si caben? o ¿dónde están y cómo atraigo y desarrollo a los que necesito?
Las empresas se han visto obligadas repentinamente a “hibernar” forzosamente durante muchas semanas seguidas y los equipos de dirección se han obsesionado necesariamente con el flujo de caja. La oportunidad y el reto pueden perderse en este compás de espera. A medida que los presupuestos se descongelen y los directivos comiencen a mirar hacia adelante, encontrarán que las realidades subyacentes de la planificación de talento han permanecido obstinadamente iguales.
Fomentar una cultura de aprendizaje
Desde hace años, los foros internacionales en materia de Recursos Humanos vienen hablando de la recapacitación y mejora de habilidades necesarias para afrontar el futuro más cercano. Eso no ha cambiado. En el futuro seguiremos encontrándonos con escasez de habilidades, y el talento con potencial directivo tampoco seguirá siendo fácil encontrarlo y atraerlo. En la situación más óptima, las organizaciones buscarán “crear”, no solo “reclutar”, el mejor talento, lo que implica fomentar una “cultura de aprendizaje”. Ganar la lucha por el talento supone construir una infraestructura de aprendizaje accesible y atractiva para hacer crecer el talento desde dentro.
Los directivos, hoy más que nunca, frente a los equipos que puedan mostrar síntomas de frustración, desapego y cansancio, deben ser generadores de compromiso y confianza. La capacidad de escucha, la comunicación transparente de la realidad de la gestión y el alineamiento de los equipos hacia un objetivo común, van a contribuir al mejor resultado.
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