Día de las Habilidades de la Juventud en el entorno profesional
El mundo es de los jóvenes. Esta afirmación, tantas veces dicha, debe encerrar, para que sea cierta, una serie de elementos que harán que una persona joven se desarrolle profesionalmente.
Y es que ya lo decía el poeta británico Rudyard Kipling en su poema “If” …Que tus sueños no sean tus dueños.
Y a riesgo de ir contra la corriente actual de lo que yo denomino “mensajes de taza” del tipo “Si lo sueñas puedes conseguirlo”, el mensaje de Kipling encierra parte de lo que significa el desarrollo de una persona joven en el ámbito laboral. Los sueños deben traducirse en retos y objetivos concretos y los jóvenes deben buscar desarrollar las competencias concretas que les permitan alcanzar dichos objetivos.
Pilares de Éxito
Pero vayamos por partes y sentemos las bases. Cualquier desarrollo competencial se basa en tres pilares fundamentales que suelen ser la clave del éxito.
Por una parte, están los conocimientos, normalmente técnicos, aquellas herramientas que nos permiten dar soluciones a los retos planteados de manera técnica. De esta parte se encargan los centros educativos, las universidades, los libros, las conferencias, etc.
Por otro lado, tenemos la práctica, el entrenamiento, la experiencia. Es decir, la cantidad de veces que realizamos una tarea para estandarizarla o mecanizarla y que nos cueste menos esfuerzo realizarla. Todos conocemos esa frase, originaria del presidente estadounidense Thomas Jefferson y posteriormente adaptada al deporte por el golfista Gary Player, que decía aquello de “Me he dado cuenta de que cuanto más entreno, más suerte tengo”.
Y, por último, y sin embargo entiendo que es lo más importante, en lo alto de este triángulo del desarrollo está la actitud, la forma en que afrontamos los retos, los problemas, las relaciones, el contenido del trabajo, etc.
¿Qué pasa cuando no está presente alguno de estos elementos? Pues que no está completa la ecuación del desarrollo o este se ralentiza. Es cuando nos cruzamos a lo largo de la vida con personas que son muy teóricas (a las que le falta la práctica o la acción), o son simplemente bienintencionadas (a las que le falta la técnica) o son personas desmotivadas (a las que el elemento por desarrollar es la actitud).
Por tanto, la competencia de una persona es la suma de sus capacidades (puede), su compromiso (quiere) y su acción (actúa).
Y esta simple ecuación se puede aplicar a todas las competencias que se les están requiriendo actualmente a los jóvenes en el ámbito laboral.
Habilidades clave que desarrollar
Pensamiento crítico, creatividad, empatía, resolución de problemas, habilidades de comunicación, habilidades tecnológicas, trabajo colaborativo y aprendizaje continuo son algunas de las habilidades humanas que los jóvenes necesitan desarrollar para afrontar su futuro laboral en 2030, según expertos en educación reunidos en el Global Education and Skills Forum (GESF).
Y todo esto cuando se habla de la evolución de un entorno VUCA a un entorno BANI. Recordemos que el entorno VUCA es Volatile (volátil), Uncertain (incierto), Complex (complejo) y Ambiguous (ambiguo).
Si bien, aunque los adjetivos que atribuye el concepto VUCA a la realidad se ven patentes en el entorno, se comienza a ver como insuficiente y requiere incorporar nuevos elementos que complementen el modelo conceptual con el que nos aproximamos a la realidad. Esta obsolescencia del modelo VUCA se ha visto precipitada, sobre todo, con el contexto de la pandemia mundial.
Precisamente, el caos producido por la pandemia ha hecho retomar el concepto BANI, acuñado por primera vez en el artículo “Facing the Age of Chaos”. BANI va más allá de VUCA porque define una realidad de caos y confusión, yendo mucho más allá de la inestabilidad y la incertidumbre de la que hablaba VUCA.
El entorno BANI es Brittle (frágil o quebradizo), Anxious (ansioso), Non linear (no lineal) e Incomprehensible (incomprensible).
Por ello, los jóvenes que más se adapten a este nuevo entorno serán los que tengan mayores posibilidades de desarrollo. Por ejemplo, aquellos con capacidad de adaptación, resiliencia y agilidad se adaptarán mejor a un entorno frágil en el que la realidad más fehaciente puede cambiar en cualquier momento.
Aquellos que generen empatía y confianza, que desarrollen capacidad de concentración y sepan focalizarse en lo importante podrán trabajar mejor en entornos ansiosos.
O, por ejemplo, aquellos jóvenes capaces de analizar distintos escenarios o tengan mejor visión global estarán mejor adaptados a un entorno no lineal. En este sentido, también la capacidad de liderazgo es bienvenida, no entendida como un liderazgo formal, sino más bien como la capacidad de motivar y guiar a otros o tomar decisiones difíciles.
Por último, aquellos con capacidad de trabajo en equipo, transparentes y con un buen equilibrio entre visión analítica e intuición podrán adaptarse mejor a entornos incomprensibles.
Aprendizaje continuo y adaptación al entorno
En un mundo en constante cambio, la disposición para aprender y adaptarse es esencial. Las habilidades de aprendizaje continuo implican la capacidad de adquirir nuevos conocimientos, actualizarse sobre las últimas tendencias de la industria, buscar oportunidades de desarrollo profesional y estar abierto a nuevas ideas y perspectivas.
Estas son solo algunas de las habilidades clave en el entorno profesional. Es importante recordar que cada campo de trabajo puede requerir habilidades adicionales o especializadas. Por lo tanto, es recomendable investigar y estar al tanto de las habilidades demandadas en la industria específica en la que te interesas.
Y todo esto, bajo el espejo de nuestro “triángulo” del desarrollo. Mírate frente a estas competencias que te harán destacar ante el resto, y pregúntate si las conoces, si las tienes trabajadas y hasta qué punto te sientes cómodo con ellas.
Por Miguel Sanchez Polidoro, Gerente Training en Dopp